José María Sánchez Carrión
Dr. Ingeniero Naval
Socio de Honor de la Asociación de Ingenieros Navales
Académico de número de la Real Academia de la Mar
Presidente de la Fundación ingeniero Jorge Juan
14 Enero 2019 - Post nº 17
1. Corolario
Durante la misión geodésica las cosas empezaron a salir mal casi inmediatamente. En algunos casos de forma espectacular. Por allí donde pasaban eran recibidos con profundísimo recelo por los funcionarios y nativos a quienes les resultaba difícil creer que un grupo de científicos hubiese recorrido medio mundo para medir el planeta. En Quito provocaron a los habitantes de la ciudad y una multitud armada con piedras les expulsó de allí. El médico de la expedición fue asesinado por un asunto de faldas. El botánico se volvió loco. Otros murieron de fiebres y caídas. Otro se fugó con una muchacha de trece años y no hubo modo de convencerle de que se reincorporase a la expedición[1].
Conviene, ahora, analizar las mediciones, observaciones y descubrimientos desde otro punto de vista. Algunos autores concluyen que la expedición supuso para Francia un triple fracaso tanto en lo científico y económico como en lo humano.
En el ámbito científico porque se comprobó lo contrario que querían demostrar (Descartes), en el económico por la duración y el gran dispendio que supuso[2] y en el humano por la falta total de entendimiento de sus científicos franceses que anduvieron peleados casi diez años para obtener un resultado que no era el que buscaban y además no fueron los primeros en hacerlo[3].
Sin embargo, hay que reconocer que:
a) Se midieron los arcos de curvatura de la Tierra en el Ecuador desde las llanuras cercanas a Quito hasta la sureña Cuenca, se calculó la longitud de un arco meridiano de tres grados en el Ecuador.
b) Juan y Ulloa visitaron el complejo arquitectónico de San Agustín de Callao y el segundo dibujó sus ruinas, construyeron buques, navegaron al corso, realizaron planos de las ciudades y reformaron las fortalezas, trazaron la carta geográfica de la Audiencia de Quito, descripciones de aquellas tierras, y fueron testigos de dos erupciones del volcán Cotopaxi en 1743 y 1744, la primera por Bouguer y La Condamine y la segunda por Juan y Ulloa, observaron los eclipses del Sol y de la Luna, calcularon la oblicuidad de la Eclíptica e hicieron experimentos repetidos para medir la celeridad del sonido.
c) La Condamine encontró por primera vez la goma e identificaron los tipos correctos de árbol de cinchona que producen la quinina, de gran utilidad como agente antipalúdico
d) Ulloa descubrió un nuevo metal que no era oro ni plata, al que se llamó platino.
e) Por su parte Bouguer y La Condamine estudiaron en la base del Chimborazo el problema de la atracción newtoniana y ambos escalaron la cima del Pichincha, para inspeccionar el cráter del volcán y desde aquella altura vieron la erupción del Cotopaxi.
f) Bouguer hizo estudios prolijos sobre la refracción de la luz a diversas alturas en la zona tórrida.
g) La Condamine y Godín analizaron las oscilaciones del péndulo, y midieron su longitud.
Para ello, los expedicionarios escalaron montañas en mulas, sufrieron caídas y mal de altura, atravesaron peligrosos ríos, fueron atacados por cientos de mosquitos y soportaron sus picaduras, tuvieron que abrirse camino por selvas a base de machetes y defenderse de animales salvajes, recorrieron desiertos pedregosos, soportaron días penosos, unos bajo un sol abrasador, otros con temperaturas bajo cero, otros soportando huracanes, bajas presiones y heladas ventiscas características en altas montañas, trabajaron en la Cordillera Andina a 3.500 metros de altura promedio (Cumbre del Pichincha 4.817 metros ) y todo ello en terrenos sin cartografiar y lejos de cualquier punto civilizado.
El trabajo científico de Juan y Ulloa se recoge íntegra y detalladamente en las obras Observaciones Astronómicas y Phísicas hechas de orden de S. Mag. en los Reynos de Perú de las cuales se deduce la Figura y Magnitud de la Tierra y se aplica a la Navegación y la Relación histórica del viage a la America meridional hecho de Orden de S. Mag. para medir algunos grados de meridiano terrestre, y venir por ellos en conocimiento de la verdadera figura y magnitud de la Tierra, con otras varias observaciones astronómicas y phisicas[4].
2. Los franceses
En el año 1743 la expedición francesa está definitivamente deshecha[5], se terminaron las mediciones apáticamente y de forma desordenada y sin hablarse, regresaron de forma independiente. Los españoles volvieron más tarde en buques diferentes, mantuvieron su camarería, respeto y amistad[6] hasta la muerte de Juan en 1773[7].
Los franceses presentaron sus investigaciones y resultados separadamente y de manera nada amistosa con sus compatriotas Bouguer, La Condamine y Godín. Los españoles por el contrario los presentaron firmados por los dos, aunque es fácil descubrir el autor de cada uno. Todas estas obras, incluidas las españolas, abrieron los ojos a los europeos y despertaron su interés en los exóticos paisajes, de la flora y fauna de América del Sur. Las costumbres de sus gentes, sus montañas, costas y prados y la historia apasionante de cada uno de los pueblos que la componían desde la llegada de los descubridores.
Los ecuatorianos reclaman un lugar en la historia al lado de los franceses y ningunean por igual a peruanos y españoles, dicen de aquellos que “Ninguno de los académicos supo ganarse tanto la voluntad de los quiteños como La Condamine, que fue no sólo estimado, sino querido por cuantos le trataron íntimamente; Godín tenía la cultura y afabilidad francesa; en Bouguer había algo de la terquedad castellana”[8].
La secuencia de salidas del equipo francés fue la siguiente:
Bouguer logra que Godin le dé para el regreso parte del dinero que había conseguido con la venta de los instrumentos, y abandona Quito el 23 de febrero de 1743 por el camino del Magdalena para embarcar en Cartagena. Desembarca en Brest en junio de 1744 y el 14 de noviembre de ese mismo año presenta a la Academia, en sesión pública, los resultados de las observaciones bajo la Línea Equinoccial, al mismo tiempo que La Condamine, de una estrella entre sus dos cenits, lo que le permitió deducir la verdadera amplitud de un arco de 3º del meridiano. En 1746 publicó su Traité du navire, de sa construction, et de ses mouvements y por fin en 1749 la Figure de la Terre, un año después de editadas las obras de los marinos españoles, criticando algunos errores matemáticos de éstos. Moriría en 1758 de un absceso hepático.
La Condamine llegó a Francia ocho meses después que Bouguer, a principios de septiembre de 1745, y lo hizo acompañado por el geógrafo ecuatoriano Pedro Maldonado y llegan por el Marañón al Atlantico a través de las misiones de Mainas.
En las memorias sobre su viaje se puede seguir su trayectoria: Sale de Tarqui, es decir, Cuenca, el 11 de mayo camino de Curuma para pasar Loja y, atravesando las últimas laderas de la cordillera, llegó a Jaén. Allí embarcó el 4 de julio en una pequeña canoa, llegó primero al río Marañón y después al Amazonas y, a partir del momento en que se hace navegable, sigue su curso para llegar a su desembocadura en un recorrido de más de 1.000 leguas.
Por un merecido descanso se retuvo en la ciudad del gran Pará desde donde puso rumbo a Cayenna[9] y en febrero de 1744 realizó experimentos para medir la velocidad del sonido porque las montañas de Courou eran fácilmente visibles a diez leguas de distancia. La medición simultánea de un fuego encendido y del ruido de un cañonazo dio como resultado 183 toesas y media por segundo[10].
Allí se detuvo seis meses con trastornos hepáticos producidos por un fuerte exceso de bilirrubina enfermo de ictericia. Además, la falta de noticias de Francia le produjo una gran depresión ya que suponía que Bouguer estaría recibiendo todos los honores. Desde Paramaribo, después de hacer escala en Suriman partió el 3 de septiembre para atracar casi cuatro meses después a Ámsterdam y llegó finalmente a su ansiado París el 23 de febrero de 1745[11], después de un viaje de ochenta y cinco días.
El 7 de noviembre de 1745 lee por fin su Relación abreviada de un viaje por el interior de la América Meridional. Según consta en la certificación de la secretaría perpetua de la Academie Royal de Sciencies[12], los Comités de la Academia consideraron oportuna su publicación.
Godin, temiendo que la recepción en París no fuese agradable, aceptó el ofrecimiento del Virrey de Lima para encargarse de la enseñanza de Matemáticas en la Universidad. Permaneció en esta labor hasta su vuelta a Francia en 1751. Expulsado de la Academia acepta en 1752 el cargo de director de la Academia de Guardiamarinas y colabora con Juan en la Asamblea Amistosa Literaria como censor de asuntos internos[13].
3. Los españoles
A diferencia de los franceses que cada un
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