Dr. Ingeniero Naval
Socio de Honor de la Asociación de Ingenieros Navales
Académico de número de la Real Academia de la Mar
Presidente de la Fundación ingeniero Jorge Juan
10 Enero 2020 - Post nº 30
1. Preámbulo
Muchos opinamos que la llegada a los arsenales de personal extranjero, con ideas, métodos y conocimientos distintos, enriqueció la tecnología y favoreció el desarrollo de la construcción naval, aunque cuando los constructores Rooth, Mullan y Bryant murieron no dejaron ni escuela ni personal suficientemente formado. Éste, seguramente, es el método más rápido y seguro de transferencia de tecnología entre los estados, no solo en el siglo XVIII, sino incluso en la actualidad y en todos los sectores.
En general, ninguno favoreció la transmisión de tecnología a los españoles. Esta afirmación, que puede sorprender a algunos, no es nueva, ya que en un informe de fecha 31 de agosto de 1813 que José López Llanos, a la sazón comandante del cuerpo de ingenieros de Marina del arsenal de La Carraca, envía a su comandante principal, Julián de Retamosa, dice que anteriormente se “mandaba a Inglaterra para que furtiva o simuladamente, y a costa de inmensas sumas, viniese un constructor”, se le pagaba cuanto pedía y destinado a un departamento se encerraba con sus planos, dibujaba los buques y aprobados se construían “sin comunicar a ninguno… la menor facultativa que pudiera ser el día de mañana de suma utilidad”.
Sin embargo, ha de reconocerse que, tal vez por el alto coste de la contratación y las dificultades de llegada de los primeros constructores, aparece en Ensenada una nueva idea, quizá inducida desde la propia embajada de Londres, pasada por alto por muchos investigadores, y es la necesidad de que la Armada dispusiera de oficiales bien preparados conocedores del arte de la construcción.
Detectamos los siguientes indicios:
2. Instrucción Reservada de Ensenada a Jorge Juan
Para analizar los resultados de la misión de espionaje es aconsejable recordar las palabras de Ensenada en su Instrucción del 27 de octubre de 1748, que ha sido reproducida íntegramente en el post 18.3. Enumeramos los siete puntos concretos en cursiva referidos a los constructores, astilleros y a la contratación de personal:
- Adquirir noticia de los constructores de más fama.
- Tratará la forma de ganar uno o dos constructores que vengan a Madrid y se empleen en la construcción de Navíos para SM en nuestros oficiales.
- Con la condición que han de enseñar a dos o tres, o más oficiales nuestros, el arte de fabricar.
- Enviará un Maestro de fábrica de Jarcia, otro de lonas y de instrumentos náuticos.
- Los astilleros de más nombre en Inglaterra.
- Examinará todas las obras dirigidas al fin de poder armar y desarmar los navíos con facilidad, y prontitud, conservar las maderas de construcción, arboladura, y demás utensilios y pertrechos.
- Hará y remitirá plano de un navío de cada clase que lo explicará por notas en los mismos planos y dirigirá otros para armamento de los bajeles con facilidad y prontitud.
3. Resumen de lo realizado
No fue posible que, al no poder traer a dos o tres constructores de más fama, fuese una de las razones por los que vinieron 121 personas, contratadas por Jorge Juan, exigidas por los maestros o que fueron llegando operarios por efecto llamada.
Lo que tampoco consiguió fue que estos contratados se comprometieran a trasmitir sus conocimientos, ni a crear una academia de formación, ni tan siquiera que estuviesen al corriente de los últimos adelantos de la Armada inglesa.
Muchos opinamos que la llegada a los Arsenales de personal extranjero, con ideas, métodos y conocimientos distintos, enriqueció nuestra tecnología y favoreció el desarrollo de la construcción naval; pero no por ello debemos rechazar opiniones críticas, de las que incluimos a continuación un par de ellas:
- El 31 de agosto de 1813, José López Llanos, a la sazón comandante del Cuerpo de Ingenieros de Marina del Arsenal de La Carraca, dirige a su Comandante Principal Julián de Retamosa donde dice que anteriormente se “mandaba á Inglaterra para qe. furtiba o simuladamente; y a costa de inmensas sumas, viniese un constructor”, se le pagaba cuanto pedía y destinado a un departamento se encerraba con sus planos, dibujaba los buques y aprobados se construían “sin comunicar a ninguno () la menor facultativa que pudiera ser el día de mañana de suma utilidad”[1].
- Artiñano Galdácano dice que es un “caso curiosísimo(..) que los ingleses copien nuestros navíos (..) y que su nueva serie se haga sobre el calco de nuestro Princesa (..) y que al mismo tiempo (..) acudiésemos a (..) contramaestres ingleses para mejorar los nuestros.”[2]
Meses más tarde, en diciembre de 1749, Juan escribe sobre el plan de enviar oficiales a formase en Inglaterra y señala que “el estudio de los Brigadieres lo mismo se puede adelantar aquí como en España… y que su venida no les hará aprender nada si no traen quien los enseñen”. Es difícil interpretar estas palabras de Jorge Juan, escritas muy en la línea de su personalidad y pensamiento, por un lado podría interpretarse como que sería un gasto inútil y estéril porque sería innecesario y por otro porque podría personalmente ocuparse de ello[3].
Como reflexión final vemos que, en esa operación de espionaje industrial y contratación clandestina y engañosa del personal, faltó la decisión de consolidar una casta de buenos constructores en los arsenales, ya que no bastaba con contratar a los mejores, que tampoco lo fueron, sino que habría que haber creado una Academia donde se formasen en el oficio de la construcción naval.
En 1811 Honorato Bouyón, Ingeniero Director y Brigadier de Marina, realiza un informe sobre la vida media de los buques construidos por el sistema inglés y llega a la conclusión que los de La Habana era de 12 años y 4 meses y 10 años y 4 meses los construidos en la Península, distribuidos los de Cádiz 14 y 4 meses, Cartagena 7 años y 9 meses, Ferrol 10 años 9 meses y Guarnizo 6 años y 9 meses.
Se incluye un cuadro comparativo entre los objetivos que Jorge Juan tenía que obtener y los resultados obtenidos.
Objetivos |
Resultados |
Contratar a constructores navales, técnicos y operarios ingleses para que pasasen al servicio de España |
Conocimientos simplemente prácticos y sin soporte técnico |
Estandarización de tipos |
Es después de las JC de 1752 y 54 cuando se consiguió |
Mejorar las prestaciones, la velocidad y las características marineras |
Algunos buques presentaron problemas de ligazón y humedad. En otros las prestaciones marineras |
Disponer de personal altamente cualificado, ya que ello puede ser una de las causas de la superioridad de la Marina Británica |
La urgencia de la contratación se pagó con alguna o muchas desafortunadas |
Trasmisión de conocimientos |
Solo Bryant dejó dos Reglamentos de maderas para fragatas y jabeques. |
[1]AGMAB. Ingenieros. Asuntos Personales. Leg. 3408/59. Anexo 10 a la Carta del 21.06.1814 de Retamosa a Salazar
[2]Artiñano y Galdácano, La arquitectura naval española (en madera) bosquejo de sus condiciones y rasgos de su evolución
[3] José María Sánchez Carrión, Los constructores ingleses[3] contratados por Jorge Juan y los cambios introducidos en los Arsenales y Bajeles del Rey”. R.I.N
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